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18 de junio de 2011

CAFÉ, EL VIAJE POR EL MUNDO (I)


El monopolio árabe de la producción de café estuvo basado en la prohibición de exportación de semillas y en el mantenimiento de un cuidadoso secreto sobre las técnicas de cultivo. Sin embargo, esto no detuvo la expansión del café en el mundo. Es así, que el café comenzó a conocerse en Europa a partir de principios del siglo XVII, y su popularidad creció con gran rapidez. Los establecimientos de café se multiplicaron por doquier, sobre todo en Italia, Gran Bretaña, Holanda, Francia y Alemania. A comienzos del siglo XVIII, los holandeses extendieron el cultivo del café hasta Indonesia; los franceses llevaron algunas plantas a Martinica, mientras que los españoles, por su parte, comenzaron a introducir plantaciones en el Caribe, América Central y Brasil.

A continuación detallaremos algunos hitos importantes:

1 Constantinopla - 1475: Se tiene la referencia de ser la primera cafetería que se abrió.

2 Vienna - 1643: H.J.E. Jacob, afirma que el café como bebida en Europa comienza en Vienna con la invasión por parte de Turkish bajo el comando de Kara-Mustafa. Jacob además da crédito a un héroe de la época, Josef Koltschitzky, por abrir el primer "Cafe" el 12 de Septiembre en el centro de la ciudad de Vienna.

3 Italia - 1645: Otro autor, indica que el café llegó a Italia primero y por lo tanto a Europa, como cortesía del comerciante Veneciano Pietro Della Valle.

4 Inglaterra - 1650: Comenzaron a tomar café gracias al comerciante Daniel Edwards, quien fue el primero que abrió un establecimiento de venta de café en Inglaterra.

5 Francia - 1660: Algunos comerciantes del puerto de Marsella (quienes sabían del café, sus atributos y efectos por sus viajes alrededor del mundo), decidieron llevar unos cuantos sacos desde Egipto. En 1661 la primera tienda de café fue abierta en Marsella.

5 París - 1672: La primera tienda de café en Paris fue abierta al público en 1672 por Pascal Armeniano a lo largo de la tradicional avenida Saint German. Un Siciliano de nombre Procopio abrió una tienda similar cerca, donde se reunían alrededor del exquisito sabor del café, muchos de los mejores ejemplares de la sociedad Parisina.

26 de abril de 2011

CAFÉ, LA LEYENDA DE SUS ORÍGENES

En el inicio de toda empresa humana que ha tenido importancia, hay una leyenda y el origen del café no ha sido la excepción.

Cuenta la leyenda que por el año seiscientos vivió en Etiopía un pastor llamado Kaldi. Cierto día que pastaba su rebaño de cabras, notó que los animales desarrollaban una conducta extraña. Nerviosamente iban y venían, subían y bajaban, en un estado de agitación que se prolongó todo el camino de regreso y perduró durante la noche. Sólo al día siguiente el rebaño pareció sosegarse y fue mientras estaba pastoreando a sus cabras que se percato de unas cerezas tentadoras por lo cual las cabras se detuvieron a mordisquearlas, retomando una vez más su conducta agitada del día anterior.

Kaldi observó las plantas que supuestamente habían originado el cambio en su rebaño y probó con cautela una hoja y su fruto. Lo primero que notó fue que no se trataba de un arbusto común de cerezas y que el sabor no era tan agradable como el que esperaba. Sin embargo, también sintió que el cansancio producido por la larga noche de insomnio se había desvanecido y era sustituido por una energía que lo incitaba a la acción. Kaldi tomó consigo unas ramas forecidas y se dirigió hacia un monasterio que se hallaba a pocos kilómetros. Al llegar al lugar, el pastor fue conducido a la presencia del Abad, mientras sus animales quedaban al cuidado de unos desorientados monjes.

Informado del descubrimiento, el Abad llevó a Kaldi a la cocina, y sensatamente hirvió una rama con algunos frutos rojos. Pero cuando probó el sabor de ambos, le pareció tan desagradable que en un impulso, lanzó el atado entero sobre el fuego. Entonces, el ambiente de la cocina se vio invadido de un aroma agradable que motivó al Abad a hacer una nueva prueba. Es así que tomando el fruto tostado, preparó una infusión que con su perfume atrajo a un grupo de monjes a la cocina.

Así nació el café, de Etiopía al mundo; probado por unas cabras, descubierto por un pastor, tostado por un Abad, celebrado por unos monjes, que nunca pudieron imaginar que ese enérgico sabor se seguiría prolongando durante siglos.